Con el envejecimiento, la visión en la tercera edad se ve afectada y puede deteriorarse debido a condiciones comunes como la presbicia, las cataratas y el glaucoma. Estos problemas no solo afectan la capacidad de ver con claridad, sino que también pueden influir en la movilidad, la seguridad y la independencia. Sin embargo, los avances en la tecnología óptica han permitido desarrollar lentes y tratamientos adaptados a las necesidades de la tercera edad.
Estas innovaciones no solo mejoran la calidad visual, sino que también ayudan a mantener la autonomía y la calidad de vida de las personas mayores, permitiéndoles realizar sus actividades cotidianas con mayor confianza y comodidad.
A partir de los 65 años, es común que se presenten patologías visuales como cataratas, degeneración macular relacionada con la edad (DMAE), glaucoma y retinopatía diabética. Las cataratas, que opacan el cristalino, son la principal causa de visión borrosa en adultos mayores. La DMAE afecta la visión central, dificultando actividades como leer y reconocer rostros. El glaucoma, que daña el nervio óptico, y la retinopatía diabética, que afecta la retina, también pueden reducir drásticamente la visión si no se tratan a tiempo. La detección temprana y el uso de tecnologías visuales adecuadas pueden mitigar sus efectos, ayudando a preservar la autonomía.
A partir de los 65 años, se recomienda realizar una revisión ocular completa al menos una vez al año, incluso si no se perciben cambios en la visión. Las enfermedades oculares relacionadas con la edad, como el glaucoma y la degeneración macular, pueden desarrollarse sin síntomas perceptibles al principio, y una revisión regular permite detectarlas y tratarlas a tiempo. Los chequeos periódicos ayudan a mantener una buena salud visual y a prevenir la pérdida de visión progresiva, favoreciendo una vida activa y segura.
Las lentes adaptativas o fotocromáticas se ajustan automáticamente a los cambios de luz, pasando de transparentes a tintadas al exponerse a la luz solar. Este ajuste reduce el deslumbramiento, protegiendo los ojos de los dañinos rayos UV, y facilita el cambio entre interiores y exteriores sin necesidad de cambiar de gafas. Para adultos mayores, esto significa mayor comodidad y menos fatiga visual, mejorando su capacidad de realizar actividades al aire libre con confianza.
Además, las lentes progresivas son otra solución clave, ofreciendo múltiples graduaciones en una sola lente para ver claramente a diferentes distancias. Esto es particularmente útil para quienes tienen presbicia, ya que evita el uso de múltiples gafas para distintas actividades, aumentando la independencia.
El deslumbramiento es un problema común para las personas mayores, especialmente al manejar o en situaciones de baja iluminación. Para ello, los tratamientos anti-reflejantes y las lentes polarizadas proporcionan una visión más nítida, mejorando la seguridad al reducir reflejos incómodos causados por la luz solar, luces artificiales o superficies brillantes.
Además de lentes adaptativas, la tecnología ha introducido lentes con filtros de luz azul, que alivian la fatiga ocular producida por las pantallas digitales, y gafas de realidad aumentada (AR), que permiten ver información superpuesta útil, como instrucciones de dispositivos médicos, ampliaciones de texto o recordatorios, facilitando una vida más activa y autónoma.
Con estos avances, las personas mayores pueden disfrutar de una visión mejorada y una vida más activa e independiente. La combinación de lentes adaptativas, tratamientos anti-deslumbramiento y tecnología enfocada en el bienestar visual les brinda la oportunidad de mantenerse activos y de mejorar su calidad de vida en la tercera edad.
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