El mes de septiembre, con la vuelta al cole, se convierte en una auténtica locura para los padres, es la hora de comprar libros, uniformes y material escolar. Pero también es el mejor momento de efectuar una revisión de la vista de los niños para que el aprendizaje durante todo el curso se desarrolle sin problema.
En muchas ocasiones un problema visual como el astigmatismo, la hipermetropía o la miopía, puede afectar al rendimiento escolar de los niños. Realizar una visita al óptico-optometrista antes de comenzar el nuevo curso, previene dificultades en los niños en edad escolar.
Según el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, el 80% de lo que un niño aprende en el colegio se enseña de manera visual. Por eso es tan importante que se realicen revisiones periódicas de la vista. Y es que aproximadamente, entre el 5% y el 10% de los preescolares y hasta el 25% de los escolares tienen algún problema visual.
Lograr una identificación prematura de estas molestias puede ser decisiva, ya que los más pequeños de la casa, se adaptan mucho mejor a los tratamientos con un diagnóstico temprano. Si no se tratan, la consecuencia será una imposibilidad a la hora de aprender, pero también, en su personalidad y la forma en la que se establezca su integración en el colegio.
Las cifras de los estudios son claras, tres de cada cuatro casos de fracaso escolar se relacionan de forma directa o indirectamente con problemas en la vista.
Pero los niños no solo estudian, también juegan y realizan actividades extraescolares que requieren de una buena visión.
Patologías visuales como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, pueden corregirse de forma sencilla con gafas o lentes de contacto. Con las revisiones estos tratamientos pueden mejorar notablemente su situación, pero también sirven para asegurarse de que los ojos del niño están sanos o descartar otros problemas como la ambliopía, conocida popularmente como «ojo vago», estrabismo entre otros que pueden interferir en su desarrollo visual.
Muchos niños evitan leer o realizar sus tareas porque debido a su imposibilidad para ver de forma correcta, cuentan con un nivel bajo de compresión y tienen miedo de que se rían de ellos y no logran mantener la atención durante mucho tiempo.
Algunos de estos síntomas son confundidos con otros propios del trastorno de hiperactividad o déficit de atención, según un estudio de la Sociedad Española de Pediatría. Revisar la vista de los niños nos ayudará a descartar cualquiera de estas anomalías.