Antes de comenzar a usar lentillas, lo primero que se debe hacer es pedir cita en la óptica para que nos asesoren sobre qué tipos de lentillas son las mejores para cada caso personal. No es igual una prescripción de gafas graduadas que la que se necesita para las lentillas, por eso, siempre hay que visitar al óptico antes de usar lentes de contacto por primera vez.
El profesional óptico efectuará un análisis de nuestra visión: prueba lagrimal, medición de los parámetros corneales necesarios y la adaptación para saber qué tipo de lentillas es el más apropiado.
Una vez revisada la salud de la vista, el óptico nos enseñará cómo ponernos las lentillas. Al principio, es probable que nos cueste un poco ponérnoslas, algo normal. También nos explicará cómo ponérnoslas, cómo quitárnoslas, cómo cuidarlas, limpiarlas y guardarlas, etc.
La primera vez que consigamos ponérnoslas, nos parecerá todo un triunfo y será el mismo momento en el que nos demos cuenta de que, al contrario de lo que solemos imaginar, no resultan molestas y es como no llevar nada puesto.
Si a esto le unimos que la visión periférica mejora y que podremos ver más allá de las varillas de nuestras gafas, tanto esfuerzo habrá merecido la pena.
A la hora de retirar las lentes de contacto, hasta que tengamos cierta práctica, la mejor forma es quitarse las lentillas mirando hacia arriba y arrastrar la lentilla hacia abajo para sacarla. También es probable que las primeras veces nos lleve algo de tiempo, la paciencia será nuestra mejor aliada.
Pasados unos días, esta tarea nos resultará sencilla y rutinaria.
Recuerda que existen numerosos tipos de lentillas, pero de esas te hablaremos otro día. Por el momento ve pidiendo cita con el óptico, si ya te has decidido a dar el paso.