Si eres de los afortunados que a medida que ha ido pasando el tiempo, puede pronunciar la frase de “yo no necesito gafas”, te damos la enhorabuena. Sin embargo, en cualquier momento, esto puede cambiar y es probable que no tengas demasiado claro si realmente las necesitas o si los cambios en tu salud visual, están provocados por otros motivos.
Por eso hoy, queremos que sepas cuándo ha llegado el momento y es que, el desgaste de la vista, aunque tú lo notes de forma inmediata, es algo que se va produciendo poco a poco.
Cuando se produce un aumento de las dioptrías, estas no lo hacen de la noche a la mañana. En realidad, su progreso es muy lento y pasa un tiempo hasta que empezamos a percibir que no distinguimos los objetos del mismo modo.
La reacción normal es la de pensar que se nos pasará, que estamos cansados, que tenemos demasiado estrés y que probablemente, con un poco de descanso, volveremos a ver de manera normal. Puede ser cierto, a veces sucede, pero en la mayoría de los casos estas “alertas” permanecen con el paso del tiempo y es el momento de ver qué está pasando.
Como hemos comentado antes, lo primero es descartar que se trata de cansancio, relajarse y observar si las molestias son ocasionales. Realizar ejercicios visuales básicos para aliviar los ojos puede ayudarnos, para comprobar que no tenemos ningún otro problema. Algunos de los ejercicios recomendados son los siguientes:
Si después de estos ejercicios pasados un par de días la visión no vuelve a ser la de antes lo sentimos, pero ha llegado el momento de pensar que necesitamos gafas.
Lo primero que hay que hacer es acudir a un óptico si se tienen síntomas de este tipo:
Efectuando una revisión en profundidad, permitirá al óptico optometrista establecer el diagnóstico y el plan de acción adecuado para cada paciente. Las patologías visuales más comunes son: la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la presbicia.
Provoca que los objetos situados a cierta distancia no se vean con claridad. Una de las primeras señales de alerta es que comenzaremos a ver borroso de lejos. También puede que se vean moscas, al cambiar la mirada de un lado a otro. El dolor de cabeza también puede alertarnos sobre la miopía.
En este caso la percepción borrosa es de los objetos cercanos. Comienza con un picor y dolor de ojos, cansancio ocular, al hacer un esfuerzo extra para ver con nitidez. Los dolores de cabeza también son frecuentes cuando se sufre hipermetropía.
Se produce una visión distorsionada a cualquier distancia, tanto de lejos como de cerca. No se ven claramente los contornos de los objetos y, habitualmente, cuesta ver bien por la noche. Las molestias en los ojos y las cefaleas vuelven a ser recurrentes.
Conocida también como “vista cansada”. Se comienza a tener dificultad para ver de cerca. Es muy fácil darse cuenta de los primeros signos de vista cansada porque comenzamos a alejar los objetos para poder verlos mejor. Esto es habitual leyendo, mirando el móvil, etc.
Así que, si has reconocido algunos de los síntomas que hemos mencionado, no dudes en pasarte por Óptica Gasteiz para que podamos graduar tu vista de forma adecuada y detectar las dioptrías de corrección necesitas en tus nuevas gafas.
Es importante que este proceso lo haga siempre un profesional de la visión, ya que, en muchas ocasiones, habrá que corregir dos desviaciones diferentes. Una misma persona puede tener miopía y astigmatismo al mismo tiempo. O hipermetropía y presbicia.
Nuestros especialistas realizarán todos los exámenes visuales necesarios para prescribir lentes de contacto o gafas, y recomendar ejercicios de entrenamiento de los ojos que cuiden de tu vista. Saldrás de nuestra óptica viendo muy claro, qué tipo de cristales necesitas y las mejores gafas adaptadas a ti.