Aunque se trata de una patología grave, también es una de las grandes desconocidas, al no contar con síntomas que puedan alertar de que se padece.
Si no se detecta y se trata a tiempo, el glaucoma puede ir disminuyendo la visión e, incluso, provocar ceguera en el 5% de los casos. Sin embargo, con una detección temprana, la ceguera se podría evitar en un 95%.
El presidente del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, Juan Carlos Martínez Moral, asegura que “el glaucoma es asintomático y, por ello, es fundamental que toda persona mayor de 45 años acuda a comprobar su presión intraocular al menos una vez al año, una prueba que se puede llevar a cabo junto a otras en cualquier establecimiento sanitario de óptica”.
El glaucoma es una lesión del nervio óptico que no tiene solución. Suele provocarse por un fuerte aumento de la presión intraocular, provocando una pérdida progresiva de visión.
Los especialistas llaman habitualmente al glaucoma: “enemigo silencioso” ya que, por norma general, el paciente no advierte ninguna molestia ni síntoma hasta que se produce una pérdida visual permanente y definitiva. Por eso es tan importante la detección precoz y el tratamiento en estadios iniciales.
A partir de los 45 años es importante someterse a una revisión ocular una vez al año con el óptico-optometrista, el profesional de la salud visual primaria que dispone de la formación necesaria para conocer los síntomas y estadios iniciales del glaucoma, antes de que el paciente sufra una pérdida visual importante e irreversible.
Martínez Moral explica “esa detección se basa en una exploración de fondo de ojo y la medida de la presión intraocular. Los ópticos-optometristas realizan estas y otras exploraciones de forma rutinaria en los establecimientos sanitarios de óptica”.
El glaucoma puede producirse en cualquier momento de la vida, pero es cierto que, algunos grupos de pacientes tienen más posibilidades de desarrollar la enfermedad en uno o ambos ojos y, por tanto, acudir a las revisiones anuales:
• Mayores de 45 años.
• Personas con antecedentes familiares de glaucoma.
• Pacientes con una presión intraocular alta.
• Personas con miopía elevada (superior a 5 dioptrías).
• Pacientes medicados con corticoides.
• Personas diabéticas.
• Mujeres con cambios hormonales provocados por un embarazo, menstruación, menopausia, etcétera.
Estos factores nos alertan de que debemos acudir a nuestro óptico-optometrista para que nos realice, por ejemplo, un screening mediante la tonometría sin contacto, una prueba simple, rápida e indolora con la que conoceremos nuestra presión intraocular, y derivar, en caso de encontrar algún problema, al oftalmólogo.
Si tienes alguna duda o quieres someterte a alguna revisión, no dudes en llamarnos o acudir a Óptica Gasteiz, estaremos encantados de ayudarte.