Seguro que ya has comprobado cómo, al salir a la calle con la mascarilla puesta, se te empañan las gafas. No te preocupes, aunque pueda parecer imposible, existen algunos trucos para que no dejes de usar tanto tus gafas de sol, como tus gafas graduadas cuando tengas que salir a la calle y colocarte la mascarilla.
Llevar mascarilla resulta muy incómodo, si a eso le unimos el uso de las gafas que se empañan cuando el aire es exhalado y se pone en contacto con las lentes frías, la cosa se complica.
Lo más habitual es que, el aire que exhalamos al respirar se escape por la parte superior de la mascarilla empañando así los cristales de nuestras gafas, tanto graduadas como de sol.
Este aire contiene vapor de agua que cuando se pone en contacto con una superficie fría, como son las lentes de las gafas, se condensa creando el vaho.
También es cierto que no todas las gafas se empañan del mismo modo. En el caso de las gafas de pasta, estas suelen quedar más próximas a la cara y, por tanto, se empañarán más que una las que son de material metálico, que se encuentran más separadas. Esto está motivado porque “dificultan la circulación del aire y el vapor de agua tiene más facilidad para contactar con las lentes”, afirman desde la Delegación de Galicia del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas (CNOO).
Y es que las gafas con monturas finas, al estar más alejadas del rostro, facilitan la circulación del aire. Además, las que tienen unas piezas que se apoyan en la nariz, ayudan, aún más, a regular la distancia existente entre las lentes y los ojos. Como es lógico, es importante que se regule esta distancia, ya que la visión del usuario puede disminuir, especialmente, si son lentes con graduaciones altas o personalizadas.
Un truco para evitar que el uso de la mascarilla empañe las gafas, es pegarla con un esparadrapo en la parte superior para fijarla bien a la nariz con esparadrapo de papel hipoalergénico.
Otros consejos para evitar esta incómoda consecuencia del uso de las mascarillas es colocarla por debajo de las gafas y ajustar la mascarilla lo máximo posible a la cara para que quede el menor hueco posible en la parte superior.
Los tipos de mascarillas también influyen, si cuentan con una pieza metálica en la parte superior, ajustarla bien en esa parte a la nariz, también puede evitar que se nos empañen las gafas.
En las ópticas, encontraremos además algunos productos destinados específicamente a evitar esto. Por ejemplo, los sprays y las gamuzas antivaho.
La ventaja de este tipo de productos es que no dañan las lentes, no alteran su transparencia, son fáciles y rápidas de aplicar. Están pensados para un uso de entre 100 y 300 veces antes de que pierdan eficacia.
Como es lógico, su efecto es temporal, su duración es de entre cuatro y ocho horas, pero se presentan en formatos pequeños y su aplicación correcta en las lentes es menor de un minuto, así que pueden usarse entre dos o tres veces en un día.
También hay lentes antirreflejantes, que incorporan como extra un tratamiento antivaho. Consiguiendo que las gafas se empañen con menos facilidad o durante menos tiempo.
Internet es el lugar al que acudimos buscando trucos de cualquier tipo, en este caso no iba a ser menos, y uno de los que más se ha popularizado en las últimas semanas es el de aplicar jabón con una pastilla en la parte interior de las lentes y extenderlo bien con un trapo o frotar con patatas los cristales de las gafas.
El CNOO cree que, efectivamente, pueden ser métodos efectivos de forma puntual, pero no son especialmente recomendables: “Se puede dañar la superficie de las lentes, sobre todo si estas son orgánicas; además de que empeora la transparencia de las lentes y esto afecta negativamente a la visión».
También hemos de tener mucha precaución con los trucos que recomiendan calentar las gafas para evitar que se empañen. No es una buena opción si tenemos lentes reducidas, ya que pueden dañar el tratamiento antirreflejante que incluye la lente en su superficie.
Las temperaturas altas provocan una pérdida de transparencia y una visión mucho peor. Además, tampoco nos serviría de mucho ya que cuando las gafas recuperen una temperatura más baja, volverán a empañarse.
Es importante encontrar soluciones para esta incómoda consecuencia del uso de las mascarillas, pero no debemos correr riesgos y deteriorar o dañar las lentes.