La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) avanzó hace algunos meses que tan solo en un periodo de aproximadamente 30 años, una de cada diez personas será sorda si no se cambian algunos factores de riesgo de sobra conocidos como la excesiva exposición a ruidos extremos, una mala nutrición y el consumo excesivo de fármacos ototóxicos.
A día de hoy, son más de 466 millones de personas en todo el mundo las que sufren pérdida de audición moderada o grave que de uno u otro modo no permite llevar una vida normal.
De estos 466 millones, 34 son niños, y el 60% de los casos en población infantil podrían evitarse, según la OMS. Esta pérdida de audición de consecuencias graves debe ser superior a 40dB en el oído con mayor audición en los adultos y superior a 30dB en el oído con mayor audición en los niños.
Además, 1100 millones de jóvenes que viven en países desarrollados (con edades entre los 12 y 35 años) corren el riesgo de padecer pérdida de audición debido a la continua exposición a lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera ruido en contextos recreativos.
Un estudio publicado por Laryngoscope de hace algunos meses, llegó a la conslusión de que los bares o discotecas pueden alcanzar niveles de ruido que ponen en riesgo a sus usuarios, provocando una pérdida auditiva influida por el ruido.
Además, la pérdida de audición se ha clasificado como la 5ª causa principal de discapacidad, por delante incluso de otro tipo de patologías crónicas como la diabetes, la demencia o enfermedades pulmonares. Por este motivo es tan importante proteger los oídos frente al ruido.
También existen otros factores que puede influir en la aparición de la pérdida auditiva, como, por ejemplo, una mala nutrición. Un informe publicado en la revista Nutrients asegura que los alimentos con alto contenido en azúcar, la cerveza, además de otras bebidas alcohólicas, están asociados con la pérdida auditiva conectada con la edad, recomendando que se preste atención a la dieta y los consejos de estilo de vida para ayudar a su prevención.
Una correcta y variada nutrición, puede evitar infecciones, demorar el envejecimiento y la aparición de enfermedades crónicas y, de este modo, evitar el desarrollo de pérdida auditiva.
Pero además de estas dos importantes causas, también hay una serie de factores de riesgo cardiovascular que favorecen también la pérdida auditiva como la obesidad, la hipertensión, el colesterol alto o la diabetes, unido a hábitos como el consumo de alcohol y tabaco o incluso el sedentarismo.
Otro factor importante en el desarrollo de esta enfermedad es, el consumo excesivo de medicamentos ototóxicos. Algunos como la aspirina, los antiinflamatorios no esteroideos (Ibuprofeno), los antibióticos del grupo aminoglucósidos o los diuréticos.
Actualmente existen diversas soluciones a la pérdida auditiva que van desde mejorar el desarrollo y aprendizaje a edades tempranas, como la prevención del aislamiento social y el deterioro cognitivo de las personas de la tercera edad.
En función del tipo y el grado de pérdida, los audífonos o los implantes cocleares pueden mejorar notablemente la calidad de vida, de las personas, pudiendo comunicarse y relacionarse o incluso recuperar la capacidad para disfrutar de la música en algunos casos.
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