Con la llegada de los 40 además de la seguridad en uno mismo y la madurez, llega la presbicia… Existen varios tipos de gafas para la presbicia y, si eres de los que ha comenzado a tener problemas de “vista cansada”, este artículo te va a interesar mucho.
La aparición de la presbicia es inevitable, ya que como el resto de nuestro organismo, los ojos también sufren las consecuencias del envejecimiento. Sin embargo, esto no tiene porqué hacer que nuestro día a día se vea importunado por las consecuencias de la madurez. Elegir las gafas de corrección adecuadas será la mejor forma de llevar una vida completamente normal.
Una de las alertas de que la presbicia ha llegado para quedarse es que a la hora de enfocar objetos a una distancia corta, nos resulta imposible y comenzamos a ver borroso, alejándolos de los ojos para poder verlos con mayor claridad.
Es habitual confundir la presbicia con la hipermetropía ya que ambos son errores de refracción, aunque no son lo mismo. Las gafas que necesitaremos para corregir la presbicia cuentan con unas características específicas que debemos conocer para elegir las que son más apropiadas.
Existe una amplia variedad de gafas para vista cansada en función de las necesidades de cada paciente. Hoy queremos hablarte de algunas de ellas para que puedas elegirlas junto con tu óptico optometrista de confianza y… ¡Vuelvas a verlo todo claro!
Ya os hemos hablado en ocasiones anteriores de las gafas monofocales que se caracterizan por tener una sola graduación para todo el cristal, es decir, solo enfocan a una única distancia. En el caso de la presbicia, esta es de unos 30 o 40 centímetros aproximadamente y son perfectas para aquellas personas que pasan la mayor parte del día realizando actividades que necesitan de la visión de cerca, ya que ofrecen un campo de visión completo. El problema de estas gafas es que hay que quitárselas para ver correctamente al cambiar de distancia de enfoque.
Algunos ejemplos de gafas monofocales son las gafas de lectura, destinadas a esta actividad en concreto y que solo servirán para momentos puntuales y graduaciones determinadas.
Este tipo de gafas incluyen dos tipos de graduación: la que permite ver de cerca con nitidez y la que nos permite ver a cierta distancia. Las gafas bifocales corrigen dos errores de refracción al mismo tiempo. Perfectas para ver a una distancia próxima muy localizada, son ideales para posiciones fijas, ya que no varían en ningún momento, a diferencia de las monofocales, no es necesario cambiar de gafas.
Sin embargo, las gafas bifocales no son especialmente populares y son las menos utilizadas. Muchas personas no terminan de acostumbrarse al cambio de foco “forzado” de unas gafas con dos graduaciones separadas por una línea.
Se trata del tipo de gafa más utilizado por la mayoría de la gente. El secreto de su éxito reside en que dan la posibilidad de ver con nitidez a diferentes distancias. Permiten una visión integral y se adaptan de forma natural a las diferentes necesidades de nuestra visión en cada momento.
La innovación en las gafas progresivas van ampliando cada vez más el campo visual mayor, con una mejor definición y contraste, menor distorsión de las imágenes y una de las características que muchos de sus usuarios destacan: una importante disminución de la fatiga visual.
Estas gafas no solo son perfectas para aquellas personas que sufren de presbicia, otros errores de refracción como la hipermetropía, la miopía o el astigmatismo también se adaptan de un modo ideal al ofrecer diferentes graduaciones en la misma lente.
Una de las grandes preocupaciones cuando se comienza a utilizar una lente progresiva es la adaptación, sin embargo es solo cuestión de tiempo y la mejora en la calidad de la visión es notable.
Las gafas ocupacionales tienen una característica especial, y es que se fabrican adaptándose a las necesidades específicas de la persona, son fabricadas a medida. La graduación experimenta una leve modificación desde la zona inferior hasta la superior del cristal, mucho más efectivas que las monofocales.
Garantizan la calidad de la visión a distancias que van desde los 35 centímetros hasta los dos metros. Como su propio nombre indica, permiten su uso para diferentes ocupaciones, pero especialmente para trabajos que necesitan enfocar distancias intermedias, sin que exista problema alguno a la hora de adaptarse una visión más de cerca.